martes, 28 de abril de 2009

HAY QUE HACERLE UN MONUMENTO

Por Juan Pablo Marrón

Testimonios extraídos de la película “El Hincha” (1951) de Enrique S. Discepolo.

“¿Dormir yo? ¿Cuándo el cuadro se va al descenso? Usted no me conoce. Yo me voy hasta la final del campeonato. Yo me quedo a vivir aquí...”
Se descuentan los días. Se acerca el 7 de abril. Prometen ser muchos. Juntarse por una causa. Entendiendo a la movilización como el puente de apertura hacia nuevos caminos. Los hinchas... ¿cuándo no? Despertándose de las inmediaciones de la quietud. Abriendo los ojos ante las grietas de su monumento. Construyendo salidas mediante la suma de escombros que vallaron su presencia continua, su color, su calor, su folclore, su expresión, su desahogo y su protagonismo. Único e infranqueable.
Unidos y bajo la premisa de jamás ser vencidos, con distintos colores, pero con la misma necesidad el próximo martes, a las 19 horas y en las puertas de la AFA, se manifestarán simpatizantes de todos los clubes del fútbol argentino y pedirán por la vuelta del público visitante en el fútbol de ascenso, una baja en los precios de las entradas, cambios en la programación de los partidos que siempre exceden los fines de semana y junto con hinchas de primera división que pedirán por más entradas que las pocas que les dan cuando deben jugar de visitante, también por una baja en el precio de las localidades, el horario y día de los partidos y además mostrará su solidaridad con el hincha del fútbol del ascenso.
Línea de 4, pudo acceder a hablar con uno de los organizadores de la marcha. “Marcel”. Quien, desde su lugar de hincha, nos cuenta como a través de su sitio www.sinhinchasnosejuega.com creó un foro en donde miles de hinchas manifiestan su presencia el 7 de abril para pedir lo que les corresponde. “Me era fácil montar algo por Internet y publicitarlo. Hace bastante venía con esta idea hasta que me decidí y la saqué”.
Durante distintos informes realizados en nuestra revista nos cuestionábamos el por qué de tanta aceptación de la medida o al menos por qué no surgía desde algún lugar una contrarreforma para evitar lo exclusor y facilista de la decisión que tomaron los organismos de seguridad conjuntamente con la A.F.A: “Es que todos están en contra de la medida pero faltaba organización, al ser todos de distintos equipos faltaba alguien que los uniera y juntara a todos”, explica “Marcel”, quien se explaya sobre las causas sentimentales del inicio de la movilización: “Cuando salió la noticia del empadronamiento, dije “es ahora o se pierde nuestra tradición”, van a terminar haciendo de las canchas un teatro para gente adinerada. Esta marcha va a marcar un antes y un después, a partir del 7 de abril arranca la lucha de los hinchas unidos”.
“¿Qué taller y qué trabajo? ¿y los colores? ¿y el club? ¿para qué trabaja uno si no es para es para ir el domingo a romperse los pulmones en la tribuna hinchando por una idea?”
Uno de los temas que debilitan las diversas propuestas que empiezan a despertar fueron los benditos cambios de infraestructura que se vienen pidiendo en los estadios. Entre los clubes que administran pobreza y una economía que se debilita más por precaución que por pérdidas reales, se torna de una inmensa complejidad poder propiciar cambios de una montada exigencia. Aunque algunos movimientos y muestras concretas de trabajo, también siendo menor, no hubiesen venido mal como estrategia para acelerar algunas variantes en la medida. Al tener que atarearse sin una fecha que delimite los tiempos de acción y vivir en la pereza, el desgano y la falta de una proyección concreta que provoca la incertidumbre será muy difícil llevar argumentos pesados para que la vuelta de los visitantes en el ascenso sea posible. Para el organizador de la marcha “algunas canchas no están preparadas pero se pueden jugar en estadios neutros ciertos partidos de alto riesgo” ¿y los famosos cruces en la Av. Gral. Paz? “Siempre va a existir algún cruce de micros en alguna autopista. Por eso la policía debería acompañar a los micros de la misma forma que lo hacen en primera división. Por lo menos si los hinchas que no son barras se llegan a cruzar no se van a enfrentar. Los únicos que se pueden llegar a enfrentar son los micros de las barras. Si ellos quieren desafiarse se van a terminar bajando de los micros. Por eso, por el momento, deberían ser custodiados. Creo que lo que más molestó a las autoridades es el tema del traslado de los hinchas, y no los enfrentamientos en estadios, porque dentro de los estadios se puede controlar mucho mejor la seguridad”, argumenta Marcel.
La cifra de hinchas que se espera para el próxima martes 7 de abril es alrededor de 5.000. Ingresando al foro del sitio son muchos los hinchas que comprometen su presencia para la marcha: “Por lo menos esperamos unos 2.500 hinchas. Va a ser un día histórico, por eso es importante que vayan todos los hinchas. Creo que puede llegar a ser tapa de muchos medios una foto de todos los hinchas abrazados. Si no llegamos a la cantidad de gente pretendida organizaremos más marchas. La única forma de que las cosas vuelvan como antes es marchando. Si no hacés ruido nadie te escucha”, sostienen en la organización.
“¿Y el hincha qué? ¿No resuelve nada? ¿Qué sería de un club sin el hincha? Una bolsa vacía. El hincha es el alma de los colores. Es el que da todo sin esperar nada, eso es el hincha”.
El espanto para los testigos en el lugar de los hechos, y no a través de medios audiovisuales, es concretamente la eliminación de los hinchas de los estadios. Entre la quita de simpatizantes, las complicaciones para sacar una entrada por días de venta y precio, los días de juego, el incremento de la TV, la intimidación organizada, el mal trato policial, el costo de los operativos y la violencia urbana que acapara las cercanías de determinados estadios, se cimienta un quedo en la motivación por ir a la cancha. Un combo fatal para que el ser humano esté cerca, impulse su pasión, incite sus sentimientos y pueda participar también del juego. Es considerable lo que se derrama con la progresiva eliminación del público de los estadios: “En primera ya se está haciendo, cada vez hay menos público visitante. Nos da temor que se termine perdiendo la participación del hincha. Es por eso que necesitamos mucha presencia. No sólo de los hinchas también de los medios. Espero que estén todos, ya que van a poder mostrar como miles de hinchas están juntos, algo atípico. Podemos mostrar como un mensaje de paz. Por ahora estamos luchando sin prensa, ellos venden lo que quieren pero cuando se hagan las marchas van a tener que cubrir y mostrar el mensaje de los hinchas, no les quedará otra”, se comprometen.
“Marcel” empezó sólo trabajando para la marcha. Creando su sitio web y difundiéndolo en algunos medios y con la creación de algunos volantes se contactó con la Asociación de Hinchas que hoy por hoy lo está ayudando. De hecho, el sitio, ya superó las 15.000 visitas.
Pero por ahora la violencia gerenciada, las feroces internas que se debaten a los tiros por el dinero fácil que termina costando la vida, las prebendas y el incesto de los barras con la política delatan la pornografía más terrible. Un coito que reproduce corrupción y muerte. Apartado en este informe y prometido para otro figura el debate sobre la degeneración de un terreno degenerado como lo es el violento: “A mi me cuentan historias de enfrentamientos de hace unos años atrás y se peleaban a las piñas, y ahí quedaba. Entonces no afectaba a terceros. En cambio la violencia de ahora puede afectar a terceros, porque se tiran con cualquier cosa, y a alguien le puede volar algo. De todas formas con un buen operativo nada tendría que pasar”.
Ahí están los hinchas. Organizándose. Buscando una salida para recuperar su entrada. Marcando el camino del compromiso y dejando sus voces nuevamente. Aunque se lo permitan cada 15 días o de vez en cuando. El 7 de abril prometen ser muchos. Por ellos y por el fútbol. Porque ellos son el alma de los colores, los que dan todo sin esperar nada y en este sistema ¿Quién da todo sin esperar nada?...

jueves, 9 de abril de 2009

EL DÍA DEL HINCHA

Por Juan Pablo Marrón

La desigualdad es el origen de todos los movimientos locales. Leonardo Da Vinci.

Las movilizaciones siempre han pactado con los efectos de la exploración de un cambio. Son la fiel muestra de la lucha en conjunto con la conciencia colectiva. Aunque, el pueblo, con sus legítimos derechos arraigados y/o incorporados todavía no posee esa madurez (por error u omisión) que le permita darse cuenta, literalmente de lo que su fornida capacidad le permite. Aún no somos todos los que salimos a la calle. Por la justicia, el trabajo, la educación, la salud o el hambre del otro. No llegamos al estadío del compromiso con el de al lado. Claro. Todavía no abordamos a la obligación con nosotros mismos.
Pisar la calle y ser protagonistas en una era que entiende más de mirar que de actuar resulta todo una novedad.
Es para todos que lo miramos por TV. Los medios han sumado gente a las movilizaciones y también la han espantado. Existieron marchas “propagandizadas” y también disminuidas a problemas de tránsito. “¡Llego tarde al trabajo!” es la exclamación del que tiene ante que el que no tiene nada. De un lado un afortunado con auto, con trabajo y con problemas menores como la demora... del otro un ejército de pobres, sin posibilidades y con problemas mayores como el hambre. El hambre que desborda, el hambre que deprime, el hambre que aminora, el hambre que duele, el hambre que mata. Aquí no son cuantiosos los que se ponen en el lugar del hombre que el sistema segrega. Porque pareciera que “el problema es del otro”.
Cuando cuatro años atrás nos cuestionábamos en la universidad o en otros ámbitos el por qué de la multitud en las marchas de Juan Carlos Blumberg, poníamos en la mesa hipótesis que tenían que ver con procesos de identificación bien marcados, con solidaridad o con el miedo de que “me pase a mi”. Ahora bien... ¿cuántos tuvieron miedo cuando Maximiliano Kosteki y Darío Santillán fueron asesinados?... ¿cuántos se solidarizaron a raíz de la muerte de dos personas que pensaban anular la insolencia del apetito voraz?.
La movilización ha tenido sus conclusiones. Depende a quien lo molesten, depende a quien lastimen, depende a quien le convenga, serán más o menos escuchadas, parece ser el mensaje obligado que ratifican los dueños de la información descartable. Las movilizaciones serán escuchadas cuanto más fuerza tengan en su reclamo, en su justo reclamo y en el compromiso y constancia de una lucha que no debe detenerse.
Hablemos de fútbol... o de la política y el fútbol. Sufrida es la persistencia del hincha. La continuidad del hincha. Monitoreado por horarios absurdos, postergado a presencias localistas, absorbido por la latitud del costo de una localidad, cercado por el hostigamiento de las fuerzas de seguridad y curiosamente sumiso ante tanta prohibición, su apego a los colores lo seguirán enarbolando hacía individuos no contenidos en divisas políticas y arraigados a una fidelidad que los desploma pero que los renace. En el fútbol de ascenso el religioso acto de ir a la cancha todos los sábados se ha injuriado por la arbitrariedad de una medida incapaz de aportar solución alguna y está hoy ese sentimiento de apoyo colectivo siendo victima de la inquisición que alienta el abuso de la pantalla, la radio, o un tablero que se actualiza vía Internet.
En anteriores artículos, situados en Línea de 4, hemos debatido acerca del descompromiso que unía pero que a la vez desunía a los hinchas del fútbol del ascenso. Por sentirse derrotado, por creer ilusa o resignadamente que sin simpatizantes visitantes “estamos más tranquilos y mejor” o por temor a represalias que se traduzcan en derrotas adentro con aroma afuera, o sanciones que enfermen acumulaciones de puntuación. Pero...